Saltar al contenido

Reducir FODMAP es una posible alternativa

La dieta baja en FODMAP (Polioles y Monosacáridos, Disacáridos, Oligosacáridos Fermentables) resulta efectiva para reducir los síntomas, pero tiene sus particularidades y sus retos. ¿Los vemos?

En general, en el síndrome del intestino (Bowel) irritable (IBS, en inglés) existe uno o varios elementos de la dieta que disparan los síntomas. A un 20% le afectan las proteínas y las grasas saturadas asociadas a ellas, la dieta vegetariana y vegana funcionan también para estas personas. Al resto, el 80% de estos pacientes, los elementos que pueden activar la enfermedad son:

  • Fructanos (en Alcachofas, Cebada, Cebolla, Ciruela, Coliflor, Espárragos, Guisantes, Manzana, Mango, Melocotón, Nectarina, Pera, Puerros, Sandía, Setas y Trigo)
  • Gluten (Avena, Cebada, Centeno y Trigo)
  • Aglutinina (Germen de Trigo)
  • Inhibidores de tripsina (Anacardo, Pistachos y todas las legumbres).

Algunos de estos componentes se usan además como aditivos alimentarios (en galletas y snacks, leche y derivados, carnes procesadas y productos light/sin azúcar). Según la lista una de las dietas FODMAP, sin legumbres o sin Gluten puede ser la solución a los síntomas del IBS.

No sólo es eliminar esos alimentos de la dieta

Además de estos elementos puede haber otros que todavía no se han estudiado. De hecho, sólo al 50% de los pacientes les ha funcionado la dieta baja en FODMAP. Y hay que tener cuidado pues de momento también se conocen efectos secundarios no deseados. Para comenzar altera la microbiota intestinal, reduce ciertos grupos como las bifidobacterias y el número global de bacterias. Puede además afectar a la calidad de la dieta y especialmente al aporte de fibra, hierro y calcio si se usa de forma prolongada. Necesita un control dietético por un especialista, ya que no todos los pacientes tienen la misma respuesta.

El control debe realizarse entonces incorporando otros elementos que salven en cada caso ese efecto colateral. Para no alterar la microbiota se pueden incluir alimentos probióticos (verduras fermentadas, quesos brie, camembert y feta, tempeh) o probióticos en cápsulas. Los nutrientes fibra, hierro y calcio se pueden optimizar a través de la dieta, pero llevando un control.  Además el paciente debe realizar un gran esfuerzo  para seguir la dieta ya que ciertas pautas son estrictamente necesarias para que tenga éxito. Como son reducir las comidas sociales, costear ciertos alimentos  o saber leer etiquetas.

Una pequeña introducción

Como ya te conté en otro post el coronavirus no sólo afecta a nuestras células, algunos estudios muestran en las heces una mayor proporción de partículas víricas. Se realizaron para saber con mayor seguridad la presencia del virus, por ahorrar en PCRs. Pero en ellos encontraron muchas partículas de algunas bacterias, dejando ver que el virus tiene el efecto de infectar además a la microbiota intestinal.

No es la primera vez que me ocurre. Desde el comienzo de la pandemia sólo he visto a personas a las que, de una manera u otra, ésta ha afectado a su salud de una manera especial. Voy a explicar uno de los casos reales que estoy viviendo en estos pacientes, los efectos de la Covid han resultado en la enfermedad de Graves, un tipo autoinmune de hipertiroidismo.

Efectos en la microbiota

El sobrevivir a la Covid ha despertado unos riesgos y unos efectos sobre la salud inesperados. A todo el mundo le suena los trombos que pueden presentarse tras la vacunación, pero nadie habla de los problemas cardiovasculares que desarrollan algunas personas tras pasar la Covid. Tampoco se habla de los cambios que se producen en la microbiota y que pueden tener el efecto de magnificar los problemas cardiovasculares. En este caso es la bacteria Collinsella, su aumento está relacionado con estos efectos secundarios (1). Esta bacteria se alimenta de hidratos de carbono complejos que llegan sin digerir al intestino. Así pues, reducir la entrada de ellos al intestino puede ser una buena acción correctora para disminuir la población de Collinsella. Para ello podemos repartir lo máximo posible la ingesta de glúcidos complejos (cereales, arroz y tubérculos). De esta manera podemos reducir la cantidad que llegará intacta al intestino.

El último caso es el que me ha animado a escribir sobre el tema para dar a conocer estos efectos. Después de pasar la Covid, esta persona ha desarrollado la enfermedad de Graves. La relación con la disbiosis intestinal es evidente. Hay suficiente literatura científica que avala que los cambios producidos en las especies bacterianas tienen un efecto sobre la glándula tiroides. El caso de la enfermedad de Graves cursa de hipertiroidismo. Aunque hay pequeñas diferencias entre las especies bacterianas a las que afecta, la mayoría de los estudios comparten una disbiosis clara entre los grandes grupos Firmicutes y Bacteriodetes. El primer grupo disminuye, concretamente las especies Blautia, Collinsella, Dorea, Alistipes y Ruminococcus. El segundo grupo aumenta, especialmente las especies Bacteroides, Lactobacillus, Veillonella y Prevotella. Presumiblemente el efecto que produce este desequilibrio es la reacción autoinmune sobre el tiroides (2-5)

Tenemos que verlo como un todo

No sólo es este desequilibrio bacteriano, hay alimentos que potencian o reducen los efectos negativos de la enfermedad de Graves. También la incorporación de oligoelementos minerales es indispensable. Elementos como el Selenio, el Cobre, el Hierro y el Zinc son necesarios para el buen funcionamiento de la glándula y tenemos que asegurar su biodisponibilidad en la dieta. La dieta de las bacterias del grupo Bacteriodetes que tienen su población aumentada se basa en leche y derivados y proteínas, especialmente las proteínas animales. Por lo tanto reducir su presencia en la dieta puede ser un remedio sencillo para reducir estas poblaciones aumentadas. Por el contrario aumentar la presencia de fibras solubles e insolubles hace que tengan más alimento las poblaciones del grupo Firmicutes, permitiendo su recuperación.

A pesar de los avances en esta parte de la ciencia, son necesarios más estudios. Ojalá llegue el día en que pueda confirmar con toda seguridad estos efectos, con análisis precisos de la microbiota. Espero que en breve se pueda corroborar que un tratamiento bacteriano es igualmente válido y exitoso contra ciertas enfermedades que cursan de disbiosis bacteriana. De momento sabemos que lo que comemos afecta a nuestros primeros comensales, que también les afectan algunos edulcorantes, colorantes y aditivos y medicamentos, especialmente los antibióticos. Sabemos que muchas enfermedades tienen unas poblaciones bacterianas muy específicas y dispares con respecto a los enterotipos saludables. Previsiblemente las variaciones de la microbiota pueden despertar enfermedades en nosotros.

Bibliografía

  1. Novakovic M, Rout A, Kingsley T, et al. Role of gut microbiota in cardiovascular diseases. World J Cardiol. 2020;12(4):110-122. doi:10.4330/wjc.v12.i4.110
  2. Knezevic J, Starchl C, Tmava Berisha A, Amrein K. Thyroid-Gut-Axis: How Does the Microbiota Influence Thyroid Function? Nutrients. 2020; 12(6):1769. https://doi.org/10.3390/nu12061769
  3. Ishaq HM, Mohammad IS, Shahzad M, et al. Molecular Alteration Analysis of Human Gut Microbial Composition in Graves' disease Patients. Int J Biol Sci. 2018;14(11):1558-1570. Published 2018 Sep 7. doi:10.7150/ijbs.24151
  4. Chen, J., Wang, W., Guo, Z. et al. Associations between gut microbiota and thyroidal function status in Chinese patients with Graves’ disease. J Endocrinol Invest (2021). https://doi.org/10.1007/s40618-021-01507-6
  5. Hui-xian Yan, Wen-cheng An, Fang Chen, Bo An, Yue Pan, Jing Jin, Xue-pei Xia, Zhi-jun Cui, Lin Jiang, Shu-jing Zhou, Hong-xin Jin, Xiao-hong Ou, Wei Huang, Tian-pei Hong, Zhao-hui Lyu; Intestinal microbiota changes in Graves’ disease: a prospective clinical study. Biosci Rep 30 September 2020; 40 (9): BSR20191242. doi: https://doi.org/10.1042/BSR20191242

Combatir los malos hábitos

Los hábitos son la clave.

El día internacional sin dietas.

Hoy día 6 de Mayo se celebra este día, promovida por la feminista Mary Evans Young desde 1992. Las razones por las que ella comenzó siguen siendo vigentes, todavía no se ha alcanzado la conciencia colectiva. La promoción de determinados cánones de belleza por parte de otros interesados llevan a las mujeres a dietas contraproducentes. Muchas veces con muchos riesgos y complicaciones que pueden ser muy complejas, como la disbiosis o los trastornos mentales.

Las dietas no sirven para instaurar hábitos, sobretodo las más estrictas o las que eliminan grupos de alimentos. De hecho lo mejor para perder peso es: uno, comer un poco menos, cuando se come de todo y de forma equilibrada, y dos, aumentar el gasto energético a través de la realización de actividad física o deportiva. Lo importante y difícil es conocerse, saber qué, cuándo, cómo y porqué nos sientan peor ciertos alimentos.

El mantenimiento de unos hábitos asegura poder cumplir la mayoría de los objetivos de este día. Cuestionar la idea de una forma corporal "correcta". Concienciar sobre la discriminación por razón del peso. Alentar de la obsesión mediante un día libre de dietas. Resaltar hechos acerca de la industria del adelgazamiento y su ineficacia. Recordar a las víctimas de los desórdenes alimenticios muertas o enfermas. Merece dar cabida a este día.

El mal hábito de obsesionarse con la dieta

El 90 % de las personas que sufren anorexia o bulimia son mujeres

Las mujeres tienen un problema que nunca han buscado. Pequeñas malos hábitos, en todos los sentidos, se unen para ir formando una enfermedad muy compleja. Aún así, el 40 % sana por completo y por fortuna sólo un 3 % muere. El problema es la cronicidad. Cuidado si alguna persona cercana muestra comportamientos extraños como aislarse de sus familiares y/o amigos y amigas o pone pretextos a la hora de comer. El tratamiento debe ser combinado y multidisciplinar.

El primer ejemplo es el adulto. Si los padres y madres tienen hábitos sanos, su descendencia también los tendrá. A veces, a medida que crecen se producen cambios en los hábitos y siempre se puede tener una consulta para conocerlos y actuar. La otra parte es conocer la predisposición genética a ciertas enfermedades, ya se puede saber mucho a través de la Nutrigenómica. La personalización de la dieta es cada vez más relevante. A este factor se le une que cada uno tenemos una microbiota intestinal que digiere por nosotros y nos permite absorber determinados nutrientes dependiendo de los microorganismos que alimentemos. El hábito es también qué y a quién le damos de comer de nuestra microbiota intestinal.

¡Ya hemos dado por hecho que todas las bacterias son perjudiciales!

La guerra contra las bacterias.

Éste hecho es muy peligroso y nos encamina a una guerra en la que tenemos todas las de perder. Las bacterias estaban aquí antes que nosotros y si a nosotros nos pasara algo ellas seguirán evolucionando. Toda la tierra vive en armonía con ellas pero estamos empecinados en hacer la guerra y luchar contra un equilibrio natural, en vez de aprender de él. Me gustaría comentarles algunos detalles de lo que nos hacen ver y creer. Sin embargo tenemos que ser cautos ya que lo que pretenden es ganar dinero, no que estemos sanos y saludables.

Una superficie sin bacterias naturales es una oportunidad para colonizar.

Nos han inculcado la idea de que las cosas estériles son más sanas que las que contienen bacterias. Es totalmente falso. Si afirmo que es mejor que hayan bacterias saludables que controlen a las patógenas probablemente me llamen loco, pero todo el ecosistema en el que vivimos está plagado de bacterias y es mejor que sea de esta forma.

La historia microbiológica ha instaurado una cultura bactericida y una moda anti-bacteriana que subyace a las teorías de patología de Pasteur y Koch y de selección natural de Darwin. El 80 % de las bacterias no hacen nada malo cuando predomina un 10 % las bacterias fermentadoras beneficiosas o sintrópicas, ya que promueven un equilibrio en las que todas están contentas. El 10 % restante de bacterias oxidativas patógenas o entrópicas no pueden hacer frente al 90 % restante. El ambiente en el que vivimos no es un escenario estático como se propone en la selección natural, hay muchas especies que colaboran en él. Pensemos en la flora intestinal, de la piel, de los ojos, vaginal... No solo en nosotros, los humanos, cada especie, animal o vegetal, tiene una flora asociada para su correcto funcionamiento.

Muy importante en relación a este anuncio de los Morancos, los famosos no deberían anunciar productos. En España vamos por detrás en este sentido, muchos países tienen leyes que prohíben que los famosos publiciten marcas que pueden influir en nuestra salud.

Bacteroides_biacutis

"Todas las enfermedades comienzan en el intestino"

Hipocrates, 460-370 a. C.

La guerra sin fin.

Cómo ya sabemos, hay muchos problemas con la resistencia a antibióticos. Nos han metido en la cabeza un concepto de naturaleza y sociedad como si fuera un campo de batalla en el que dos fuerzas abstractas (Selección natural y Mercado) están llevando a la humanidad al borde del precipicio.

La industria farmacéutica se llena los bolsillos, mientras que nosotros tomamos más antibióticos aumenta también la del ganado que después nos comemos. Un animal tratado con antibióticos para aumentar su engorde es un animal sin su flora bacteriana normal. Con ello quiero decir que comemos animales con un déficit beneficioso y un superávit de tóxicos sin metabolizar. Son las bacterias las que eliminan los tóxicos que cualquier especie come.

Un antibiótico mata indiscriminadamente. Puede que elimine las bacterias que producen un fuerte olor en su sudoración, pero también a su flora bacteriana normal. Ésto deja su axila libre para que cualquier bacteria, saludable o no, la colonice. Más vale controlar la ingesta de ácidos grasos saturados y de proteínas que modifican nuestra flora intestinal normal. Después estos ácidos grasos son exudados por nuestras propias glándulas sebáceas y favorecemos la proliferación de dichas bacterias. ¡Les estamos dando de comer!

Bacteroides_biacutis

“Actualmente más del 95% de las enfermedades crónicas son provocadas por alimentos, ingredientes tóxicos, deficiencias nutritivas y falta de ejercicio físico.”

Hay muchas bacterias buenas.

En este anuncio hay unas bacterias superenrrolladas que cantan y todo. Primero aclarar que la cerveza se hace con un hongo, no con una bacteria. Pero bueno. Lo más llamativo es sin duda el miedo que sufre ese pobre hombre. Cuando bebe dicha cerveza seguro que tiene el mismo sentimiento.

Tenemos presente que alguna hay buena, sólo las que nos dan vino, cerveza, sidra, pan, yogur, chucrut... Cómo se puede observar son cosas que se compran. Os voy a nombrar otras cosas buenas pero que no se promocionan porque son inmateriales:

  • Los humanos somos lo que somos gracias a 90.000 secuencias víricas completas y 300.000 secuencias víricas parciales en nuestro genoma. Ello ha permitido que se desarrolle la placenta, por ejemplo. Somos mamíferos placentarios gracias a los virus.
  • En humanos 250 genes completos son bacterianos. El flagelo de nuestros espermatozoides es bacteriano. Desde hace 2.000 millones de años el axón de nuestras neuronas se originó por las bacterias asociadas a nuestro organismo. Los conos y bastones de nuestro sistema de visión también es de origen bacteriano.
  • Usted es 100 % usted, ¿no? De ese 100 % sólo el 10 % son células eucariotas con su información genética. El 90 % de las células restantes son bacterias y hongos. Sólo el peso de la flora intestinal oscila entre 2 y 3 kilos.
  • Helicobacter pylorii, la famosa bacteria de las úlceras, esta presente en 1 de cada 2 personas. La incidencia de úlcera es de 1 de cada 100 personas. Eso significa que 49 personas tienen la bacteria pero no la úlcera. Tal vez haya que indagar más en el origen de la enfermedad y demonizar menos a esta bacteria.
Bacteroides_biacutis

“Aquellos que creen que no tienen tiempo para hacer ejercicios, tarde o temprano tienen que buscar tiempo para estar enfermos”

Edward Stanley, 1826-1893 d. C.

¡Las bacterias son tan malas como el llanto de un bebé!

Esto ya es demasiado. Primero que nadie en su sano juicio se llevaría un bebé a un cine. Además el llanto de un bebé debería incentivar en nosotros el querer ayudarle, no el disgustarnos por su llanto. 

Mezclar sentimientos profundos como los que generan la navidad, las vacaciones o el ocio con los amigos con el consumo de un producto deberían ser prohibidos. La vida se puede disfrutar igual de bien sin sus productos, no hace falta que afirmen que con sus productos van a ser mejores momentos. Incluso sin ellos se podría disfrutar de más tiempo de vida y por tanto de más momentos.

Otros nos ganan mezclando el humor con el producto, como en este anuncio. El producto anunciado debe ser lo suficientemente inocuo como para que usen este método sin herir a nadie. A nadie le hace gracia tener una adenopatía axilar por eliminar a su flora axilar protectora usando un desodorante con antibióticos con el único fin de que no le cante el ala.

Las empresas quieren vender, a costa de lo que sea. No les importa nada nuestra salud, nada. Tienen que obtener beneficios usando los químicos que necesiten. Por ejemplo, la agricultura intensiva que con sus fertilizantes químicos producen 40.000 muertos, 24.000.000 de intoxicaciones, 1.000.000 de casos de esterilidad y 5.000.000 de enfermos crónicos al año relacionados con sus actividades. Otro ejemplo es la industria multinacional farmacéutica que no ganaría nada si tendiera a curarnos, perdería a todos sus clientes. No quieren curarnos. 

Recomendaciones finales.

Hace poco le enseñé a mi sobrina adolescente de dónde viene el acné que sufre. Les indico lo mismo que a ella, tiene una infección de Actinobacter acne por no cuidar su flora bacteriana y comer exceso tanto proteínas asociadas a grasas saturadas como las propias grasas saturadas en si. 

Para evitar toda infección bacteriana sólo debemos cuidar nuestra flora normal. Para ello debemos darle de comer. ¿Qué comen las bacterias beneficiosas? Fibras solubles e insolubles y oligosacáridos de frutas, verduras, algas, legumbres y cereales integrales. Si las alimentamos ellas nos dan:

  • Vitaminas, entre ellas la K o la B12.
  • Minerales y oligonutrientes, aumentando su biodisponibilidad.
  • Ácidos grasos de cadena corta, éstos promueven a su vez el rendimiento deportivo.
  • Hormonas y neurotransmisores, el 90 % de la serotonina corporal se obtiene de nuestras bacterias intestinales.

Parece que aceptamos a ciegas que por ser mediterráneos comemos todo en base a la dieta mediterránea. Es un tremendo error. Hemos olvidado la dieta mediterránea, por mucho que nos cueste aceptarlo. ¿Acaso comemos una vez en una semana carnes rojas y cuatro veces en la misma de legumbres? ¿O comemos 2 o 3 raciones de fruta y 2 de verdura a diario?

 

Fuente: Microbiótica. Nutrición simbiótica y microorganismos regeneradores.

Los buenos hábitos se adquieren

Primero nos debemos conocer

Para que los hábitos que tomemos sean saludables deben ser coherentes con nuestro propio organismo. Para ello nos debemos observar, como nos sientan los alimentos o comer a algunas horas, etc. Sabemos que nuestra flora intestinal está implicada en los procesos inflamatorios del sistema digestivo. Un análisis de ésta puede desvelarnos muchas cosas sobre nuestra salud. Además nuestro genoma predispone nuestro organismo a una enfermedad. Aunque no es barato si que es muy útil tener ese conocimiento.

Segundo debemos elegir los hábitos a seguir

Si padecemos síntomas de EC (Enfermedad Celiaca) podemos habituarnos a reducir la cantidad de gluten y aumentar la flora de lactobacillus. Sólo bastaría con incluir cereales sin gluten y aumentar la ingesta de alimentos fermentados lácticos. De la misma manera ocurre con otras enfermedades inflamatorias o autoinmunes. Elegir unos buenos hábitos puede "silenciar" nuestra genética y que no "dispare" la enfermedad ¡Bang!

hábitos: saber es poder

Hábito de tomar alimentos con glúten

Os describo el experimento

Se han descrito dos especies bacterianas que "comen" gluten en nuestro intestino. Para las personas celiacas destaca Pseudomonas aeruginosa y en pacientes sanos Lactobacillus. Entonces se prepararon ratones estériles (sin flora inicial) a los que se les implantó una de las dos especies bacterianas. Y se observó su reacción frente a la ingesta de alimentos con gluten. De los ratones se obtuvieron unas proteínas específicas liberadas por cada una las bacterias huéspedes. Se aislaron las proteínas y se testaron en los pacientes con EC. Así pues los resultados mostraron un aumento de la respuesta inmune a las proteínas producidas por P. aeruginosa. Los Lactobacillus conseguían degradar esos péptidos inmunogénicos.

Hábitos en primera etapa

Falta aún más por estudiar. En caso de riesgo genético o por una sintomatología clara, si que podemos reducir la ingesta de gluten y aumentar nuestra población de Lactobacillus (con yogur, por ejemplo) Este estudio revela la importancia de nuestra flora y que no se produzca ninguna disbiosis que promueva la producción exacerbada de péptidos o proteínas que activan enfermedades autoinmunes. 

Hábitos y Diabetes hereditaria.

Los que sufren Diabetes tipo 1 presentan una diferente composición de la flora bacteriana respecto a un individuo sano. Esta diferencia influye multiplicando la expresión de dicha enfermedad. Está relacionada con modificaciones metabólicas en la vía de la glucólisis y la síntesis de tiamina. Las bacterias implicadas son P. copri, B. dorei y A. putredinis, todas pertenecen al grupo Bacteriodetes. En el estudio se analiza todas las ómicas y se observan que estas bacterias actúan diferente en las familias de personas que poseen un gran factor genético para tener la enfermedad. 

La modificación de la flora bacteriana en estos pacientes puede establecer la solución para no desencadenar la enfermedad. Estas especies bacterianas pueden modular y participar en la glucemia del hospedador. Se necesitan más estudios donde se encuentren las señales en la interacción huésped-hospedador a través del análisis no sólo de los genes o de las propias bacterias. Sino también de las transcripciones y las proteínas que intervienen en dicha interacción.

hábitos saludables

Fuentes:

Heintz-Buschart A, May P, Laczny CC, et al. Integrated multi-omics of the human gut microbiome in a case study of familial type 1 diabetes. Nat Microbiol. 2016; 2:16180. doi: 10.1038/nmicrobiol.2016.180.

Caminero A, Galipeau HJ, McCarville JL, et al. Duodenal bacteria from patients with celiac disease and healthy subjects distinctly affect gluten breakdown and immunogenicity. Gastroenterology. 2016; 151(4):670-83.

Seguir una misma dieta...

...no te asegura los mismos resultados.

¿Cuántas veces se ha probado una "dieta" que le ha funcionado a alguien que se conoce pero al final no se ha tenido el éxito esperado?

Este es el caso de muchas personas que siguen patrones recomendados a modo general. La ciencia va descubriendo las razones de estas confusiones alimentarias y es que, cómo ya he comentado antes en algún otro post, cada persona es un mundo. Cada uno de nosotros tenemos mutaciones en nuestro ADN que nos caracterizan. Tenemos modificaciones del ADN que alteran la expresión génica. Además parece que nos olvidamos de nuestra característica más holística: cada uno es un conjunto de elementos vivos que viven, o mejor dicho que intentan vivir, en armonía.

Dieta, ADN y Microbioma.

Si hablamos de cómo nos afecta nuestro ADN con respecto a la alimentación poco podremos hacer para cambiar eso. Pero si que podemos actuar mediante la modificación de hábitos y el control de la dieta para ser coherentes con nuestro ADN. Para ello podemos realizar un test genético, especialmente si sufrimos de algún tipo de enfermedad inflamatoria o metabólica. 

Cuándo hablamos de los elementos vivos que forman nuestro cuerpo podemos pensar en nuestras relaciones sociales, laborales, ambientales pero no en nuestra flora bacteriana. Todos los elementos que acabo de nombrar son esenciales; una buenas relaciones con los demás reducen nuestro nivel de estrés y mejoran nuestra salud. También puede conocer la composición de su flora bacteriana y actuar para que sea saludable. Recientemente se ha realizado un estudio que demuestra que una flora intestinal sana mejora el aprovechamiento de los nutrientes que ingerimos y modulan la tolerancia a la glucosa. En base a la medición de la glucosa se está diseñando un programa informático que personaliza la dieta.

dieta y flora intestinal
Dieta y microbioma

La dieta del estudio

800 personas se prestaron para el estudio. Un grupo con una dieta equilibrada y el otro con una dieta poco sana. Los investigadores se centraron en medir la glucosa después de las comidas. Además recogieron sus heces para monitorear las especies de cada participante. Llegaron a la conclusión de que hay especies bacterianas relacionadas con la diabetes y la obesidad en la alteración de la concentración de glucosa en sangre después de las comidas. La glucemia se mostró más controlada en los sujetos con incrementos en la flora intestinal de las especies Actinobacteria y con decrementos de las especies Proteobacteria y Enterobacteriaceae. ¡Todos los datos forman ahora un algoritmo que predice la dieta personalizada en función de la glucemia personal!

Este estudio demuestra una vez más que la dieta puede modificar nuestra relación con los alimentos. La flora intestinal digiere alimentos que nosotros no podemos digerir, las fibras de los alimentos que comemos son sus nutrientes. Nuestras bacterias nos ofrecen muchas ventajas (nutricionales, estructurales, inmunológicas...) si las cuidamos. Ellas forman un todo con nosotros, así que cuándo piense en cuidarse, piense también en sus simbiontes. 

¿Qué alimentos debemos incluir en nuestra dieta para cuidarlas?

La recomendación básica para cuando estamos sanos es sustituir todos los alimentos refinados por alimentos integrales. Pan blanco por pan integral, cereales de desayuno procesados por cereales integrales, muesli o similares. Además de incluir de 2 a 3 piezas de fruta y 2 raciones de verdura al día.

Otros básicos en la dieta son los alimentos fermentados, yogures, kéfir, encurtidos, etc. Hay más hábitos que nos ayudarán a tener una flora bacteriana sana. Incluir semillas y frutos secos en las ensaladas. Tomar de vez en cuando chocolate lo más puro posible. Comer legumbres de 3 a 4 veces en semana. Tomar alimentos de control bacteriano como el ajo o la cebolla y especias como jengibre, cúrcuma, cayena o pimienta.

Recuerda que en caso de sufrir una enfermedad algunos de estos alimentos pueden no ser recomendables.

 

¿Qué es el eje intestino-cerebro?

Eje intestino - cerebro.

Los intestinos tienen su propio sistema nervioso, el sistema nervioso entérico (ENS). Éste tiene más de 500 millones de neuronas. Los científicos están investigando cómo las células nerviosas del ENS se comunican con las neuronas cerebrales a través del "eje intestino-cerebro". La última investigación muestra que estas neuronas se ven afectadas por los sucesos intestinales, incluyendo las actividades de las bacterias que habitan allí.

El papel del microbioma.

El intestino humano alberga un número sorprendente de especies de microorganismos. Su número se estima en más de 10 elevado a 14 (100.000.000.000.000) individuos y está compuesta por más de tres mil especies diferentes. Aunque el perfil microbiano de cada persona es distinto, la abundancia y distribución relativas de especies bacterianas es similar entre individuos sanos, ayudando en el mantenimiento de la salud general. En un nivel básico, la microbiota del intestino interactúa con el huésped humano en una relación mutualista. Es decir, el intestino del anfitrión proporciona a las bacterias un ambiente y alimentos para crecer. La bacteria ayuda a gobernar la homeostasis dentro del anfitrión. Por lo tanto, es razonable pensar que la falta de microbiota intestinal saludable también puede conducir a un deterioro de estas relaciones y, finalmente, a la enfermedad.

Comunicación intestino-cerebro.

Comunicación intestino-cerebro.

La comunicación se produce en ambos sentidos, desde el intestino al cerebro y viceversa. Es una red comunicativa muy activa. Las sustancias químicas que intervienen en la transmisión de la información proceden de forma muy directa de los nutrientes que obtenemos de los alimentos. Estos nutrientes sufren una serie de transformaciones por parte de las células intestinales y la flora intestinal. De aquí se obtienen una serie de sustancias, lo que podemos denominar neurometabolitos. Éstos alcanzan nuestro cerebro por vía nerviosa o sanguínea.

Veamos algunos ejemplos.

La serotonina es el neurotransmisor que influye en nuestro estado de ánimo. Ésta procede de una proteína que obtenemos de los alimentos, el triptófano. Las especies lactobacilus y bifidobacterium, son capaces de transformar el glutamato de las proteínas que ingerimos con la comida en ácido gamaaminobutírico (GABA). GABA es el principal neurotransmisor inhibidor del cerebro, influyendo en el estado emocional y en la capacidad cognitiva. Otras bacterias producen noradrenalina y acetilcolina, otros de los dos neurotransmisores principales del cerebro.

Cuando la flora intestinal se altera, también se altera la producción de estos neurometabolitos, lo que repercutirá en nuestra función mental. Hay numerosos estudios que confirman estas hipótesis. En éstos se ha logrado provocar cambios en el comportamiento de los ratones administrándoles ciertos microorganismos.

Diferentes formas de comunicar.

Comunicación intestino-cerebro.

Existe ahora una fuerte evidencia de que la flora intestinal puede activar el nervio vago. Dicha activación juega un papel crítico en la mediación de los efectos sobre el cerebro y el comportamiento. El nervio vago parece diferenciar entre bacterias no patógenas y potencialmente patógenas, incluso en ausencia de inflamación. Ésta vía vagal media señales que pueden inducir tanto efectos ansiogénicos como ansiolíticos, dependiendo de la naturaleza del estímulo. Ciertas señales vagales del intestino pueden promover un reflejo antiinflamatorio. Este papel inmunomodulador del nervio vago también puede tener consecuencias para la modulación de la función cerebral y el estado de ánimo.

El futuro.

Lo que  falta son datos relevantes sobre la electrofisiología del sistema. Se hacen importantes los avances en nuestra comprensión del cerebro intestinal y del eje microbioma-intestino-cerebro. Éstos avances tienen su origen en estudios de cómo distintos estímulos microbianos y nutricionales activan el nervio vago. Tendrán que analizar la naturaleza de las señales transmitidas al cerebro que conducen a cambios diferenciales en el cerebro. Faltan estudios de neuroquímica del cerebro y del comportamiento.
La comprensión de la inducción y transmisión de señales en el nervio vago puede tener importantes implicaciones para el desarrollo de estrategias terapéuticas microbianas o basadas en la nutrición para los trastornos del estado de ánimo.

Alteraciones de la flora intestinal en ratones.

La disfunción en el eje intestino-cerebro.

Ha sido descifrada por una multitud de estudios relacionados con enfermedades. Por ejemplo, la microbiota alterada se ha relacionado con trastornos neuropsicológicos incluyendo depresión y autismo, trastornos metabólicos como la obesidad y trastornos gastrointestinales que incluyen la enfermedad inflamatoria del intestino y el síndrome del intestino irritable.

Afortunadamente, los estudios también han indicado que la microbiota intestinal puede ser modulada con el uso de probióticos, antibióticos y trasplantes de microbiota fecal como una perspectiva para la terapia en las enfermedades asociadas con disbiosis bacteriana. Esta modulación de la microbiota intestinal es actualmente un área creciente de investigación, ya que ella podría tener la clave para el tratamiento de muchas enfermedades.

eje intestino-cerebro

Producción de butirato por la microbiota.

Moléculas señales del eje intestino-cerebro.

Se han establecido múltiples vías de comunicación que incluyen el nervio vago, el sistema inmunológico, los ácidos grasos de cadena corta (butirato) y el aminoácido triptófano. Desde el punto de vista del desarrollo, los nacidos por cesárea tienen una microbiota claramente diferente en los primeros años de vida a los nacidos por parto natural. En el otro extremo, los individuos que envejecen con peor salud tienden a mostrar pérdida en la diversidad microbiana. Recientemente, la microbiota intestinal se ha perfilado en una variedad de condiciones incluyendo el autismo, la depresión mayor y la enfermedad de Parkinson. Todavía hay un debate sobre si estos cambios son o no esenciales para la fisiopatología o es simplemente epifenomenal.

Funciones e implicaciones del butirato.

Los beneficios de una dieta alta en fibra están bien documentados. Revisemos la evidencia del butirato. Un ácido graso de cadena corta producido por la fermentación bacteriana de la fibra en el colon y que puede mejorar la salud del cerebro. El butirato ha sido ampliamente estudiado como inhibidor de histona deacetilasa, pero también funciona como un ligando para receptores acoplados a proteína G y como un metabolito energético. Estos diversos modos de acción lo hacen muy adecuado para resolver la amplia gama de desequilibrios frecuentemente encontrados en trastornos neurológicos. En definitiva, podemos integrar la evidencia de la gastroenterología y la neurociencia. Resulta de ello la hipótesis de que el metabolismo de una dieta alta en fibra puede alterar la expresión génica en el cerebro para prevenir la neurodegeneración y promover la regeneración.

Estudio del efecto de probióticos en el eje intestino-cerebro.

Un nuevo estudio revela que la ingesta de yogur mejora la actividad de las regiones cerebrales que controlan el procesamiento de emociones y sensaciones.

Según el estudio la ingesta de yogur se asocia con la reducción de la respuesta relacionada con la tarea impuesta en el estudio. Las participantes se sometieron a resonancia magnética funcional antes y después de la intervención. Se midió la respuesta cerebral a una tarea de atención emocional de diferentes rostros. Las alteraciones en la actividad cerebral en reposo indicaron que la ingesta de yogur se asoció con cambios en la conectividad del mesencéfalo, lo que podría explicar las diferencias observadas en la actividad cerebral durante la tarea.

Lactobacillus reuteri mejora la función de las neuronas del colon inhibiendo el canal de potasio calcio-dependiente.

Otro estudio ha demostrado como L. reuteri consumido en probióticos produce un cambio en el patrón de emisión de señales neuroentéricas. Además se han identificado esos receptores de los nervios sensitivos entéricos. Éstos son los correspondientes a la percepción del dolor y a la motilidad del intestino, muy importantes para los enfermos del síndrome del intestino irritable.

Muchos enfermos mentales tienen disbiosis.

Pruebas de la relación intestino-cerebro.

Los síntomas gastrointestinales son una comorbilidad común en pacientes autistas. Además, la alteración en la composición y de los productos metabólicos del microbioma del intestino se han implicado como un posible mecanismo causal que contribuye a la fisiopatología del autismo. Esta hipótesis ha sido apoyada por varias pruebas realizadas en roedores autistas y recientemente publicadas. La evidencia apunta a un modelo de infección materna. Se caracteriza por alteraciones en el comportamiento, la fisiología intestinal, la composición microbiana y el perfil de metabolitos. Este nuevo modelo sugiere un posible beneficio del tratamiento probiótico en varios de los comportamientos anormales.

Eje intestino-cerebro

Diabetes y sueño.

Es conocida la relación entre las patologías del sueño y la diabetes. Personas que sufran alguna enfermedad que les impida descansar con calidad y/o cantidad suficiente tienen un alto riesgo de padecer diabetes. Además los diabéticos tienden a desarrollar con el tiempo alteraciones del sueño.

¿Cómo funciona?

La primeras fases del sueño necesitan energía ya que las reacciones nerviosas que se producen lo requieren. Pero es en el sueño profundo, el sueño reparador, donde se producen las alteraciones. Es aquí donde el hecho de dormir poco repercute a dos niveles diferentes:

  • Primero el cerebro necesita menos glucosa, al igual que los músculos y nervios. Entonces se desencadenan los mecanismos reguladores de la glucemia. Las personas que duermen poco o mal presentan niveles elevados de cortisol y hormona del crecimiento, que son hormonas antagónicas a la insulina. Además, presentan niveles elevados de promotores de resistencia a la insulina como el TNF-alfa, la interleucina 6 o la proteína C reactiva
  • Segundo el páncreas no consigue regular la glucemia en sangre. La producción de la leptina, la hormona de la saciedad, aparece disminuida en personas con problemas de sueño. Si el cuerpo no se siente saciado ni repuesto, esta poca presencia de leptina durante la noche aumenta el apetito y el esfuerzo del páncreas para continuar trabajando.

¿Un posible nexo? La microbiota intestinal.

Un estudio reciente ha encontrado que la pérdida de sueño a corto plazo puede inducir cambios sutiles en la microbiota intestinal humana.

Después de sólo 2 días de privación parcial del sueño, los sujetos presentaron una relación Firmicutes: Bacteroidetes aumentada, un aumento de las familias Coriobacteriaceae y Erysipelotrichaceae y disminuciones en Tenericutes, en comparación con el sueño normal. Los cambios en estas familias de las bacterias intestinales se asociaron previamente con alteraciones metabólicas en algunos estudios, tanto en ratones como en seres humanos.

Sin embargo, los niveles fecales de ácidos grasos de cadena corta no cambiaron en relación a la duración del sueño. Esto sugiere que los cambios en la microbiota intestinal pueden no ser el mecanismo central.

 

diabetes
sueño-diabetes-bacterias

Se necesitan más estudios.

Tanto en ratones como en seres humanos, la microbiota intestinal exhibe un ritmo circadiano. Investigaciones anteriores han encontrado que el reloj circadiano del huésped puede provocar alteraciones en los relojes circadianos de las bacterias comensales del intestino. Sabemos que los cambios en la microbiota intestinal se han relacionado con las alteraciones metabólicas que ocurren después de la privación del sueño en ratones. El impacto que produce el sueño insuficiente en la composición de la microbiota intestinal humana ya no es una incógnita.

En general, estos son los primeros resultados que muestran cómo el insomnio afecta la microbiota del intestino humano. Se necesitan más investigaciones para dilucidar hasta qué punto los cambios en las comunidades microbianas del intestino contribuyen a las alteraciones metabólicas ya conocidas por la falta del sueño.

La presencia de omega 3 en la dieta tiene consecuencia neuroetológicas.

Tanto en ratones como en humanos, el crecimiento y el desarrollo del cerebro se inicia en el período postnatal temprano. Ésto ocurre junto con el desarrollo de la microbiota intestinal. Se sospecha una interdependencia entre estos dos procesos. También sabemos que los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 (Ω3 o PUFA) son componentes estructurales y esenciales del cerebro en desarrollo.

Los tres primeros años de vida (de los seres humanos) representan el período más crítico. ¿Las intervenciones dietéticas dirigidas a la modulación de la microbiota pueden afectar positivamente a la salud en la edad adulta?

Se sabe poco sobre la relación entre la ingesta de Ω3 materna y la de los primeros años de vida sobre el desarrollo de la microbiota del intestino y sus interacciones con el comportamiento.

Este artículo despeja la duda y abre el camino a nuevas investigaciones.

 

omega 3
omega 3
omega 3

El experimento

Un estudio ha encontrado que los cambios neurocomportamentales inducidos por pruebas de estrés y los PUFA están estrechamente ligados con la composición microbiana intestinal y la inflamación en ratones.

Los investigadores examinaron los efectos de la deficiencia Ω3 en los comportamientos depresivos, cognitivos y sociales durante la adolescencia y edad adulta en ratones. Examinaron las correlaciones con los resultados inflamatorios, la actividad del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal y las alteraciones en el desarrollo de microbiota intestinal.

Se hicieron 3 grupos de 10 hembras preñadas y su descendencia. Fueron alimentadas con un alimento estándar de control, una dieta deficiente en omega-3 o una dieta suplementada con omega-3. A través de una batería de pruebas de comportamiento en los machos se evaluaron los comportamientos. Dichas pruebas se realizaron tanto en la adolescencia (semana 4-5) como en la edad adulta (semana 11-13). La activación del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal se evaluó mediante el análisis de la producción de corticosterona inducida por el estrés. La composición de microbiota fecal se analizó mediante secuenciación 16S tanto en la adolescencia como en la edad adulta. Además, se evaluaron los niveles estimulados de citoquinas en el bazo.

omega 3

Resumiendo

Los cambios neuroetológicos observados en la adolescencia y en la edad adulta inducidos por la deficiencia de omega 3 están estrechamente relacionados con las alteraciones en la composición de la microbiota intestinal, la actividad del eje Hipotalámico-Hipofisario-Adrenal  y la inflamación. Estos datos sugieren que los resultados de comportamiento son desencadenados por los omega 3 puede estar relacionado con los cambios en la microbiota intestinal. 

Lo ideal es que el pescado y las semillas formen parte de nuestra dieta habitual. Salmón, sardina, atún y moluscos son los animales más ricos en omega 3. También puedes obtenerlo en menor proporción de la yema de huevo y los mariscos. Pero no sólo existen en el reino animal, la persona que quiera omega 3 vegetal debe incluir habitualmente nueces, semillas de lino, chia o cáñamo y aceites de germen de trigo, soja o maíz. También puedes obtenerlo en menor proporción de garbanzos, almendras, coles, espinacas, pepinos, fresas...

"En la variedad esta la clave"

En otro post podemos ver la conveniencia de comer pescado o no, debido a la contaminación por mercurio de los océanos. Indique por favor en los comentarios si le interesa saber más de este tema.

 

 

Fuente:

Robertson RC, Seira Oriach C, Murphy K, et al. Omega-3 polyunsaturated fatty acids critically regulate behaviour and gut microbiota development in adolescence and adulthood. Brain Behav Immun. 2016. doi: 10.1016/j.bbi.2016.07.145.

 

Los resultados

Así los resultados se muestran muy evidentes en la edad adulta. Los ratones con la dieta deficiente en omega 3 presentaron deterioro de la comunicación y de los comportamientos sociales, así como comportamientos relacionados con la depresión. 

Mediante la estimulación del bazo con Concavalina A  y lipopolisacárido, se midió la inflamación. Los ratones con la dieta deficiente en omega 3 sufrieron una disminución significativa del factor de necrosis tumoral y de la interleucina 10. Esta significación se cumplió tanto en comparación con los controles como para cada uno de los compuestos. 

Los cambios neurocomportamentales en dichos ratones se asociaron estrechamente con cambios de composición de la microbiota intestinal. Desarrollaron una alta proporción Firmicutes-Bacteroidetes. Por el contrario, los ratones alimentados con omega-3 mostraron una mayor abundancia fecal de Bifidobacterium y Lactobacillus. Este cambio amortiguó la actividad del eje Hipotalámico-Hipofisario-Adrenal en condiciones estresantes.

Estos resultados demuestran que la intervención dietética, en particular con omega 3, puede tener un impacto en los resultados de comportamiento y podría ser mediada por el eje intestino-microbiota-cerebro.

 

omega 3

La variación o variabilidad genética son tendencias poblacionales.

Para poder saber sobre la variación genética primero hemos de ver algunos conceptos básicos. He enlazado conceptos para que pueda profundizar en ellos.

Introducción.

Cada una de nuestras células posee dos copias completas del genoma, materna y paterna. Lo componen seis mil millones de "letras" compactadas en 46 cromosomas mediante las proteínas histonas. Estas letras corresponden a las bases de los ácidos encadenados denominadas por su inicial y éstas se leen en tripletes. Cada trío se traduce como un aminoácido, unidad básica de las proteínas. Las bases son: Guanina (G), Citosina (C), Adenina (A) y Timina (T).  Esta información se almacena en unidades denominadas genes.

Los ratones, las moscas o nosotros tenemos alrededor de unos 20.000 genes. En nuestro caso, sólo representan un 2% del genoma completo, por lo que se le denomina ADN codificante y al resto ADN no codificante. Este ADN no codificante tan numeroso no sintetiza proteínas, pero tiene otras funciones. Puede ser regulador, estructural y otras funciones que aún están en estudio o por descubrir.

Ahora sí podemos hablar de la variación.

Desde hace ya mucho se sabe que tenemos variaciones genéticas presentes en cada uno de nosotros. Esas diferencias pueden estar tanto en el ADN no codificante como en el ADN codificante. Así dos personas que posean dos secuencias de letras diferentes para el mismo gen, por ejemplo el receptor de la vitamina D, generarán receptores diferentes en cada una de ellas. Al tener maquinarias celulares particulares, necesitamos diferentes requerimientos y condiciones óptimas de trabajo para cada individuo. Aquí radica la importancia de la nutrición personalizada, a través de la investigación nutrigenómica y nutrigenética.

Genes y Salud. Variación genética.

Variación genética. Marcadores genéticos.

Desde los años 80, gracias a los primeros estudios de variabilidad genética, se encontraron patrones de variación dentro de cada genoma humano. Es decir, se clasificaron, catalogaron y localizaron y se usaron como marcadores en el genoma, del mismo modo que se señalan puntos kilométricos en un mapa. Gracias a estos se supo que variaciones eran las causantes de patologías hereditarias en estudios familiares. A día de hoy se conocen más del 90% de las variaciones en el genoma humano y son fundamentales en la investigación de las bases genéticas de las enfermedades.

Uso de marcadores.

Así la presencia de marcadores genéticos es de fácil determinación y puede rastrearse la manera que pasa de generación en generación. Los marcadores pueden ser de dos tipos: de secuencia de ADN (inserción, deleción y repetición) o SNP (polimorfismo de un sólo nucleótido). Entonces todos los marcadores son polimórficos, lo que significa que pueden tener diferentes variantes, y son denominados alelos. Cada uno de nosotros presentamos unas 60 mutaciones o variantes alélicas, que pueden pasar a nuestra descendencia o no, generando, con el tiempo, nuevos marcadores genéticos en el Genoma Humano.

La diferencia entre salud y enfermedad esta escrita, sólo en parte, en nuestro genoma. La variación genética puede inducir a enfermedad directamente, por ejemplo una enfermedad monogénica como la hemofilia, la fenilcetonuria, el x-frágil o la fibrosis quística. También puede inducir esta variación genética a favor de enfermedades como la diabetes, la obesidad o el cáncer.

Genes de alimentos. Variación genética.

Epigenética. La hambruna holandesa.

La hambruna holandesa.

Durante la segunda guerra mundial, en la ocupación nazi de los países bajos, su población castigada por una fallida operación permaneció con una prolongada hambruna. Hasta mayo de 1945, cuando fue liberado el país, habían muerto de hambre más de 18.000 personas. En este periodo nacieron unos 40.000 niños, el seguimiento de salud de éstos reveló mucha y valiosa información. Muchos de ellos pesaron menos al nacer, especialmente los afectados en el tercer trimestre de embarazo. Aunque sin hambruna crecieron bien, ya como adultos muchísimos de ellos desarrollaron diabetes. Los fetos que sufrieron la hambruna en los seis primeros meses de desarrollo nacieron con peso normal, pero su descendencia ha sido predominantemente de bajo peso al nacer y con altos riesgos de sufrir diabetes.

Con el tiempo...

Todos ellos tienen un riesgo elevado de sufrir diabetes, obesidad y esquizofrenia, si los comparamos con los que nacieron antes o después de los meses de hambruna. Estos datos son comparables con la gran hambruna que vivió China desde 1958 a 1961 donde murieron 15 millones de personas. Se dispararon los casos de diabetes, obesidad y esquizofrenia. Por lo tanto debe existir un nexo entre la falta de nutrientes de una madre gestante y la salud del bebé durante toda su vida. Afecta incluso a su propia descendencia. Todos los estudios realizados en periodos de hambruna demostraban que determinados efectos ambientales si podían heredarse de padres a hijos, y a nietos. En 1942 se definió como epigenética a la interacción de genes y ambiente para producir un determinado fenotipo.  

Mecanismos de la Epigenética.

Los mecanismos epigenéticos se ven afectados por el desarrollo, por agentes químicos ambientales, por drogas o medicamentos o por la dieta. Se pueden incluir varios factores como mecanismos epigenéticos. Uno de ellos es la metilación del ADN o la adición de un grupo metilo. Otro sería la modificación de las histonas, las proteínas de compactación del ADN. Estas modificaciones cambian la capacidad de adhesión y de compactación. Estos cambios influyen en la aparición de enfermedades como el cáncer, la diabetes, enfermedades mentales y autoinmunes, entre otras.

Por ejemplo, el mecanismo epigenético por el cual se manifiestan dos enfermedades diferentes según sea de origen materno o paterno. Se denomina impronta genética a la anulación de una de las dos copias que tenemos por metilación, cambios en las histonas o combinaciones del ADN con ARN. La deleción en la región 15q-11-q13 en el cromosoma 15 presenta el Síndrome de Angelman si es el cromosoma materno el anulado epigenéticamente. Si la impronta anula el cromosoma paterno produce el Síndrome de Prader-Willi. ¡Muy diferentes entre ellos!

¿Te gusta? ¡Interacciona! :)

error: Contenido protegido