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Omega 3, flora bacteriana y comportamiento.

La presencia de omega 3 en la dieta tiene consecuencia neuroetológicas.

Tanto en ratones como en humanos, el crecimiento y el desarrollo del cerebro se inicia en el período postnatal temprano. Ésto ocurre junto con el desarrollo de la microbiota intestinal. Se sospecha una interdependencia entre estos dos procesos. También sabemos que los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 (Ω3 o PUFA) son componentes estructurales y esenciales del cerebro en desarrollo.

Los tres primeros años de vida (de los seres humanos) representan el período más crítico. ¿Las intervenciones dietéticas dirigidas a la modulación de la microbiota pueden afectar positivamente a la salud en la edad adulta?

Se sabe poco sobre la relación entre la ingesta de Ω3 materna y la de los primeros años de vida sobre el desarrollo de la microbiota del intestino y sus interacciones con el comportamiento.

Este artículo despeja la duda y abre el camino a nuevas investigaciones.

 

omega 3
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El experimento

Un estudio ha encontrado que los cambios neurocomportamentales inducidos por pruebas de estrés y los PUFA están estrechamente ligados con la composición microbiana intestinal y la inflamación en ratones.

Los investigadores examinaron los efectos de la deficiencia Ω3 en los comportamientos depresivos, cognitivos y sociales durante la adolescencia y edad adulta en ratones. Examinaron las correlaciones con los resultados inflamatorios, la actividad del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal y las alteraciones en el desarrollo de microbiota intestinal.

Se hicieron 3 grupos de 10 hembras preñadas y su descendencia. Fueron alimentadas con un alimento estándar de control, una dieta deficiente en omega-3 o una dieta suplementada con omega-3. A través de una batería de pruebas de comportamiento en los machos se evaluaron los comportamientos. Dichas pruebas se realizaron tanto en la adolescencia (semana 4-5) como en la edad adulta (semana 11-13). La activación del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal se evaluó mediante el análisis de la producción de corticosterona inducida por el estrés. La composición de microbiota fecal se analizó mediante secuenciación 16S tanto en la adolescencia como en la edad adulta. Además, se evaluaron los niveles estimulados de citoquinas en el bazo.

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Resumiendo

Los cambios neuroetológicos observados en la adolescencia y en la edad adulta inducidos por la deficiencia de omega 3 están estrechamente relacionados con las alteraciones en la composición de la microbiota intestinal, la actividad del eje Hipotalámico-Hipofisario-Adrenal  y la inflamación. Estos datos sugieren que los resultados de comportamiento son desencadenados por los omega 3 puede estar relacionado con los cambios en la microbiota intestinal. 

Lo ideal es que el pescado y las semillas formen parte de nuestra dieta habitual. Salmón, sardina, atún y moluscos son los animales más ricos en omega 3. También puedes obtenerlo en menor proporción de la yema de huevo y los mariscos. Pero no sólo existen en el reino animal, la persona que quiera omega 3 vegetal debe incluir habitualmente nueces, semillas de lino, chia o cáñamo y aceites de germen de trigo, soja o maíz. También puedes obtenerlo en menor proporción de garbanzos, almendras, coles, espinacas, pepinos, fresas...

"En la variedad esta la clave"

En otro post podemos ver la conveniencia de comer pescado o no, debido a la contaminación por mercurio de los océanos. Indique por favor en los comentarios si le interesa saber más de este tema.

 

 

Fuente:

Robertson RC, Seira Oriach C, Murphy K, et al. Omega-3 polyunsaturated fatty acids critically regulate behaviour and gut microbiota development in adolescence and adulthood. Brain Behav Immun. 2016. doi: 10.1016/j.bbi.2016.07.145.

 

Los resultados

Así los resultados se muestran muy evidentes en la edad adulta. Los ratones con la dieta deficiente en omega 3 presentaron deterioro de la comunicación y de los comportamientos sociales, así como comportamientos relacionados con la depresión. 

Mediante la estimulación del bazo con Concavalina A  y lipopolisacárido, se midió la inflamación. Los ratones con la dieta deficiente en omega 3 sufrieron una disminución significativa del factor de necrosis tumoral y de la interleucina 10. Esta significación se cumplió tanto en comparación con los controles como para cada uno de los compuestos. 

Los cambios neurocomportamentales en dichos ratones se asociaron estrechamente con cambios de composición de la microbiota intestinal. Desarrollaron una alta proporción Firmicutes-Bacteroidetes. Por el contrario, los ratones alimentados con omega-3 mostraron una mayor abundancia fecal de Bifidobacterium y Lactobacillus. Este cambio amortiguó la actividad del eje Hipotalámico-Hipofisario-Adrenal en condiciones estresantes.

Estos resultados demuestran que la intervención dietética, en particular con omega 3, puede tener un impacto en los resultados de comportamiento y podría ser mediada por el eje intestino-microbiota-cerebro.

 

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