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El ejercicio físico promueve la diversidad de nuestra flora bacteriana en personas sanas.

Siempre se habla de las virtudes de practicar deporte pero nunca se había tratado de esta manera. En un estudio reciente se ha encontrado correlación entre la práctica del ejercicio físico y un aumento de diversidad de nuestro microbioma.  Sin embargo, no se conoce cómo afecta a la diversidad bacteriana el deporte de élite. Éstos llevan dietas muy ricas en proteínas provocando resultados confusos.

En este estudio se eligieron a los participantes de similar edad, índice de masa corporal y dieta, presentando diferencias en la resistencia cardiorespiratoria. El pico de consumo de oxígeno (VO2) da cuenta de más de un 20 % de riqueza bacteriana. Para ello se midió dicha resistencia y se analizaron por secuenciación las bacterias simbiontes de los/as participantes. Además realizaron cromatografías de gases para medir los ácidos grasos de cadena corta (AGCC). Aunque este pico de consumo de oxígeno no se relacionó con taxones bacterianos específicos si que correlacionó con funciones de la flora, como la quimiotaxis, la motilidad y la síntesis de AGCC.

 

Bolas medicinales ordenadas

La reducción de la flora intestinal esta relacionada con algunas patologías.

Diabetes, cáncer colorrectal o la enfermedad inflamatoria intestinal cursan con una disminución de la diversidad de la flora intestinal. Es visible a través de una baja producción de ácido butírico y otros AGCC. Esta disbiosis afecta a los géneros bacterianos productores de estos AGCC (Clostridiales, Roseburia, Lachnospiraceae, y Erysipelotrichaceae)

Queda demostrado que el ejercicio aumenta la producción de AGCC. Así pues, la práctica deportiva debe tenerse en cuenta como terapia coadyuvante en el tratamiento de dichas enfermedades.

Independientemente, hacen falta más estudios sobre la microbiota intestinal. Este artículo abre el camino para avanzar ya que los sujetos de este experimento eran totalmente independientes. Los anteriores estudios se realizaron en ratones o en equipos de deportistas. Al compartir jaulas o ambientes compartían también los microorganismos. 

El ejercicio incentiva la producción de butirato.

Un número de bacterias que producen butirato reducido es perjudicial, ya que los AGCC fortalecen la barrera intestinal y el sistema inmunológico y contribuyen en la lucha contra los patógenos. Un  ejemplo de ésta lucha es el caso de Salmonella enterica. El butirato inhibe la expresión del sistema de secreción de tipo III codificado en la isla de patogenicidad 1 de Salmonella. Éste sistema es necesario para que Salmonella pueda llevar a cabo la invasión de las células. Además, la proporción de microorganismos nocivos aumenta: bacterias que producen inflamación, microbios que son resistentes al oxígeno, etc. Otra amenaza es el mayor potencial para formar tóxicos para las células epiteliales, ácido sulfhídrico y amoniaco.

Practicar un deporte o realizar ejercicio físico regularmente, no sólo te ayuda a mantenerte sano por fuera, sino también por dentro. Hay mucho por descubrir todavía y mucho por estudiar y comprender para saber tratar a cada persona. Cada uno de nosotros somos un sistema complejo, más de lo que podemos imaginar. Si la flora intestinal está afectada cuando estamos deprimidos/as, ¿cómo el ejercicio físico puede animar a nuestro cerebro? ¿A través de las variaciones de nuestra flora bacteriana?

Plantea tus preguntas. 

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Los antioxidantes y los radicales libres.

Hoy he leído en "El Economista" una noticia sobre la nutrición y el cáncer.

Me ha sorprendido que desde el Hospital Oncológico de la Comunidad Valenciana no se corrija y explique la verdadera realidad sobre los antioxidantes, presentes en frutas, verduras, frutos secos, aceites de frutos y semillas de calidad y en legumbres, y la formación natural en nuestro organismo de radicales libres. Seguramente su informe estará más detallado pero el periódico ha obviado cosas muy importantes en esta grave enfermedad.

El oxígeno que respiramos produce en nuestro organismo los radicales libres en muchas de nuestras moléculas, es decir, el oxígeno transforma a inestables ciertas regiones moleculares. Estas moléculas inestables pueden inducir al deterioro de otras moléculas, como nuestro ADN. La presencia de antioxidantes reduce la probabilidad de que esto suceda en condiciones normales, pero ¿qué ocurre cuando ya tenemos esta enfermedad? Justo lo contrario, las células cancerosas llegan más lejos y se instalan mejor en otros órganos si consumimos altas dosis de antioxidantes o si tomamos suplementos antioxidantes.

Si que me gustaría destacar lo práctico de la guía; como ejemplo, durante el tratamiento se dan síntomas que dificultan la masticación y deglución y en la noticia comentan muy bien cómo el enjuague con agua fría, con o sin miel, ayuda a combatir la sequedad de la boca o a no tener llagas al tratar de alimentarse los pacientes oncológicos. Destacan que la dieta mediterránea es preventiva, pero no dice que no es buena cuando la enfermedad esta instaurada.

Además de la noticia, os dejo unos enlaces interesantes aquí:

Nutrición ante el cáncer

Nutrientes y cáncer.

Los antioxidantes no son buenos en la enfermedad, aumentan el riesgo, sobretodo en mujeres! La dieta mediterránea es buena en la prevención pero no es un buen tratamiento del cáncer.

Es evidente que los buenos hábitos previenen la incidencia de enfermedades, incluido el cáncer, pero en el caso del tratamiento del cáncer el uso indiscriminado de antioxidantes aumenta mucho el riesgo de metástasis, incluso bajo tratamiento.

Otra evidencia es que un individuo, independientemente de la edad, que esta bien nutrido soporta mejor los tratamientos de radioterapia o quimioterapia; así llegamos a la misma conclusión, la dieta equilibrada y los buenos hábitos son buenos como medida preventiva, no para el tratamiento de la enfermedad o para llevar mejor el tratamiento de radio o quimio.

Hay que comprobar y no creer todo lo que se lee de una noticia; aunque el fin es bueno, el hecho de no afinar en el periodismo los detalles científicos hace que el artículo puede inducirnos a error, fatal por cierto. El error de que una dieta mediterránea, rica en antioxidantes, es buena para combatir el cáncer cuando ya se padece la enfermedad. Y es justo lo contrario.

Recomendaciones de la OMS sobre el ejercicio

Meta: ¡Ejercicio!

La actividad física se refiere a todos los movimientos que realizamos con gasto energético. El ejercicio físico es la programación de la actividad física. La falta de ejercicio o sedentarismo contribuye al deterioro de la salud aumentando el riesgo de desarrollar distintas enfermedades, se hace pues rotundamente necesario combinarlo con una dieta variada y equilibrada para tener una buena salud y bienestar físico e intelectual.

La OMS recomienda ejercicio físico para niños mayores de 5 años y adolescentes menores de 17 años, 60 minutos acumulativos diarios de intensidad moderada a intensa. Para los mayores de 18 años, 150 minutos moderados o 75 minutos intensos a la semana. Es muy poco el tiempo que tenemos que usar si la semana tiene 10.080 minutos. También recomiendan a las empresas facilitar en el trabajo el desarrollo de programas que promuevan la actividad física y la alimentación saludable.

El ejercicio para llegar a la meta

Ejemplo de ejercicio.

Hace poco instalaron máquinas de ejercicio al aire libre en un parque al que voy todos los días a pasear con mi amiga Flecha. Con la lluvia y el viento se hace peligroso el patinar por ciudad así que perdí la programación de mi actividad. La estoy recuperando gracias a rediseñar los paseos, en ellos incluyo, además de pasear, 30 minutos de elíptica y 15 minutos corriendo de vuelta a casa. ¡A lo tonto hago 225 minutos a la semana!

Sobre las recomendaciones deciros que no debemos dejarnos llevar y ser conscientes y constantes. Es muy poco el tiempo que debemos invertir a la semana como para arriesgarse a tener una enfermedad; detrás de ellas hay evidencias científicas válidas para la gran mayoría de las personas.

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